Bases para aplicar la filosofía Montessori en casa

¡Buenas Mamagatas!

Poco después de saber que estaba embarazada, empecé a preocuparme sobre cuál sería el mejor tipo de crianza y la mejor educación para nuestros futuro retoño. Eso me llevó a leer libros y blogs sobre el tema. Fue así como, a partir de la información que obtenía, perfilé mejor la idea del tipo de Mamagata que quería ser.

Una de las teorías de las que empecé a leer fue sobre Montessori y su filosofía sobre la educación y el aprendizaje de los niños. Y aunque no soy una experta en el tema, creo que tengo una idea bastante clara sobre, al menos, sus principios básicos. Es cierto que no estoy formada como educadora Montessori y nuestra intención es que Minina vaya a una escuela pública cercana a casa. Tenemos escuelas cerca que trabajan por proyectos y que por lo que tenemos entendido son respetuosas con los niños y, para nosotros, eso es lo más importante.

Sin embargo, aunque Minina no vaya a recibir una educación escolar Montessori, consideramos que Montessori es más que una teoría educativa: se puede considerar una filosofía de vida, pues habla de aprender desde la práctica y la propia observación, el respeto a ti mismo, a los demás y el entorno, el educar para la paz y entender que en este mundo todo está correlacionado. Por eso, nuestra intención es aplicar dicha filosofía en casa. ¿Cómo? Teniendo y aplicando en cuenta algunos de sus principios a un nivel más amplio, el de la vida y el contexto familiar. Y de eso quería hablaros hoy. Aunque antes de entrar de lleno en el tema, me parece importante hablar de la base de la que surgen sus teorías, los principios del aprendizaje:

1. Se aprende más y mejor cuando hay interés por aquello que se está aprendiendo, puesto que la motivación es clave.
2. Se aprende mejor dentro de un contexto significativo en contraposición a los contextos abstractos y/o desligados de aquello que se aprende.
3. Se aprende más mediante la práctica y la propia experiencia (el movimiento, la manipulación, el uso de nuestros sentidos) que mediante la exposición a meras teorías.
4. El orden es beneficioso para el aprendizaje.
5. Las recompensas y los castigos pueden tener un efecto negativo. Los castigos por la desmotivación que provocan; las recompensas porque dejan de ser efectivas cuando dejan de ofrecerse.

Partiendo de estas premisas, para instaurar la filosofía Montessori en el hogar, hay que tener estos aspectos en cuenta:

1. Si el niño aprende mediante la práctica y la experiencia, es importante que tengamos confianza en él y le demos libertad para experimentar; libertad para elegir, libertad de movimiento y acción para explorar, para conocer el mundo que le rodea con todos los sentidos (tocar, oler, saborear, …) y usar la manipulación para fomentar su interés intelectual. De este modo, además, promoveremos su autonomía y su autoestima.
2. Del mismo modo, si el niño tiene libertad para experimentar y aprender por sí solo, también debe poder equivocarse. Debemos entender el error como parte del proceso de desarrollo; no como algo a evitar, sino como algo sobre lo que reflexionar para acabar aprendiendo. Por ejemplo, un bebé que quiera abrir una caja aprenderá más experimentando con ella y haciendo pruebas, que si se la abrimos nosotros para ir más rápido. O si le enseñamos cómo se abre, pero luego la volvemos a cerrar para que practiquen ellos.
   
3. Por nuestra parte, debemos observar y seguir sus ritmos e intereses para que el aprendizaje fluya de forma natural. Esto incluye, asimismo, identificar, entender y respetar sus periodos sensibles. O sea, las etapas o periodos en los que los niños muestran mucho interés por una actividad concreta. Dichos periodos son importantes porque ofrecen al cerebro una determinada estimulación para desarrollarse correctamente, de forma que si los aprovechamos para mostrarles cosas relacionadas con aquello que les interesa, aprenderán más de un modo más natural.
4. Siguiendo el hilo de los puntos anteriores, y el hecho de que es primordial aprender en un entorno significativo, también es muy importante la introducción de actividades de vida práctica. A los mininos poco les motiva más que hacer lo que hacen los mayores. Realizar estas actividades es un modo de experimentar, de ayudarles a trabajar otras destrezas como la psicomotricidad, la concentración y el autoestima. También es una forma de desarrollar su autonomía tanto a nivel físco (que sean capaces de hacer cosas) como a nivel emocional (que se sientan capaces, que no tengan miedo a intentar cosas, etc.). Si querés saber más, tenéis este post anterior, donde también encontraréis propuestas de 0 a 24 meses.
5. Para todo esto, debemos tener en cuenta la importancia del entorno. Por una parte, para que nuestros pequeños se inicien en la vida práctica lo antes posible, el espacio debe estar preparado. Un ambiente preparado es aquel que les permite actuar sin pedir ayuda  o bien manipular objetos por sí solo porque son del tamaño adecuado. Por otro, el contacto con la naturaleza es vital, pues crea en el niño experiencias y recuerdos que le harán comprender la importancia de cuidar y respetar el entorno que nos rodea.
6. Sin embargo, el hecho de que demos libertad de movimiento y elección, que les permitamos realizar actividades diarias, no quiere decir que seamos permisivos. No se trata de confundir la libertad con el «todo vale», sino de educar mediante la disciplina positiva. Es decir, las normas deben plantearse siempre desde el respeto, sin etiquetas y cambiando los castigos por consecuencias lógicas de aquello que se haya hecho. De este modo, el niño aprende de forma natural a través de sus errores.
7. Para terminar, en este entorno de aprendizaje vivencial, en el que respetamos a nuestros hijos y permitimos el error, la figura del padre/la madre es primordial (¿no lo es siempre?). Por eso, debemos promover un entorno afectivo pleno, actuar como queremos que ellos hagan, y ser un ejemplo, una guía y un apoyo. Por ejemplo, si queremos que respeten a los demás, nosotros debemos ser respetuosos con ellos y con otras personas.

Aunque solo sean siete, creo que resulta más que evidente su relevancia que, en realidad, abarcan muchísimo y todos están relacionados entre sí. Por ejemplo, en esta imagen «hay» vida práctica (comer), adaptación a ella (no hay cubiertos porque en ese momento no hubiera sabido qué hacer con ellos), junto con el desarrollo de un periodo sensible (meter objetos pequeños dentro de otros más grandes) y varios «errores» alrededor del tapón de la botella de agua donde estaba metiendo los guisantes . Pero volviendo al tema, lo cierto es que al preparar esta entrada estuve planteándome si introducir algunos puntos más (como, por ejemplo, los concepto de «educación cósmica» y «educación para la paz»), pero quería centrarme en aquello que me parecía más básico y esencial.

Así que poco más que añadir salvo que espero que el post os sea útil y, como siempre digo al terminar, si queréis dejar algún comentario sobre lo aquí explicado o hacer propuestas para añadir nuevos puntos, me encantará leeros.

Un abrazo mamagatuno. 🐱