A Minina · Mamagataflexiones

Nunca llevarás las mejores manualidades (al menos, de momento)

Madre e hija

Apenas acabamos de empezar el curso, una semana y media escasa, la adaptación te está costando mucho y, por ello, nuestra vida se trastoca un poco: llantos, más rabietas de las habituales, pero también muchos abrazos y besos esporádicos, explosiones de amor cuando estamos juntas y de tus curiosos  «yo te quiero mucho de menos».

Apenas acabamos de empezar el curso, y hay una idea que ya me ronda la cabeza: nunca llevarás las mejores manualidades, ni las más vistosas. O al menos, de momento. Y no lo pienso en un nivel de super-mami competitiva, sino en otro muy diferente.

No llevarás las mejores, ni las más vistosas, porque espero darte el espacio necesario para que las hagas tú sola, te equivoques y, si quieres, pidas consejo. Porque espero estar allí para ayudarte, incluso para darte mi opinión o propuesta aunque no me la pidas (mal que me pese) pero también espero ser capaz de dejarte hacerlo como tú quieras, aunque no esté de acuerdo. Será difícil, porque debido a cómo me educaron y a mi trabajo, tiendo a meter mano rápidamente, pero al menos lo intentaré, como lo he intentado hasta ahora.

Por eso, tu foto del colgador del cole es la más sencilla: una cartulina roja, con la foto pegada con cuatro gomets/pegatinas rojas muy cerca de cada esquina. Porque aunque te mostramos que había otros colores que contrastaban con el fondo, y sabías que podías poner más, tú dijiste que así se quedaba. Por eso, tu tarro de transición está decorado con unas pocas pegatinas circulares, y unos pocos pompones blancos y azules. Porque a pesar de que pusimos a tu alcance pegatinas de estrellas, corazones, cuadrados y  triángulos, y también te ofrecimos pompones de colores diferentes, tu elección fue clara. Como también lo fue poner una sola foto dentro, cuando nosotros habíamos pensado en colocar varias.

Y la tentación siempre está ahí: de hacerlo «mejor», de que quede «más bonito», «más llamativo». Pero entonces me acuerdo de lo poco que me gustaba que metieran manos a mis cuadros en clase de pintura (poco antes de que tú nacieras), porque yo no quería que la profesora arreglara mis fallos, sino que me los mostrara y me enseñara cómo mejorarlos. A veces pienso, también, en un taller de manualidades al que fuimos en un centro comercial y aquel niño tan orgulloso de su figura de arcilla (una tortuga, si no recuerdo mal) que había pintado junto con su madre. La cara de concentración que ponía cuando, con muy poca traza, dibujó dos ojos enormes y asimétricos sin que ella se diera cuenta. El orgullo al terminarlos y el cambio a la decepción cuando la mami los vio y le dijo que así no se hacían, mientras los borraba con una nueva pincelada verde…

Pero, a veces, después viene otra duda, no te engañaré. ¿Apreciarás el hecho de que te «dejemos hacer»? ¿Valorarás el orgullo de haberlo hecho tu misma, aunque «no sea perfecto»? ¿O las odiosas comparaciones harán más mella en ti? Y de nuevo, tengo que detenerme, decirme a mí misma que no puedo pensar así; que no hago otra cosa sino partir de mis prejuicios, de lo ya establecido en mi mente… Y que en el fondo, lo importante, es dejarte disfrutar de aquello que hagas, porque si al final crees que necesitas ayuda, siempre estaremos allí para lo que haga falta. ❤ 🐱

Escrito el 24 de septiembre de 2018

2 comentarios sobre “Nunca llevarás las mejores manualidades (al menos, de momento)

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